El podcast 90 light

domingo, 25 de febrero de 2007

9 Rush Rush - Paula Abdul

A petición del 32.47 % de mis lectores (es decir, de tres, uno casi convencido), continúo con la narración de la desventura en la tardeada:


La pista está llena, no alcanzo a verla, - ya me la ganaron…, ni modo, aver que más se ve, porque mi amigo sigue ocupado bailando.
Las bebidas en las tardeadas se reducían a refresco y piña colada sin licor y tal vez me sentía derrotado, pero no era para que tomara algo tan delicado como una piña. Como si fuera un borracho triste, me acerco cabizbajo y pido una coca sin mirar al de la barra. Me la entrega, pago y me siento en uno de los banquitos; para llevarme la sorpresa de que “ella” está de nuevo en su mesa!
Después de tragarme el hielo que se me atoró en la garganta, sonrío y me armo de valor, pues si no aprovecho, esta vez si me la van a ganar.
Termino la soda y aunque estaba fresca, una sensación de calor va empezando a cubrirme mientras me acerco a la mesa, - chin!, por qué no prenden el aire, además hay que recordar que el acomodo de las mesas a veces resultaba en un verdadero laberinto, o al menos así parecía.
Por fin, estoy frente a frente, bueno, frente a su espalda y entre que pienso la frase inteligente con que la voy a abordar, me percato de lo bonito de su cabello, - …concéntrate, no quieres decirle cualquier tontería…recuerda que tienes que causar buena impresión, porque si te ve como un tonto, ya valiste… entre todos esos pensamientos la presión continuaba subiendo, y cada vez resultaba más difícil concentrarse en la ingeniosa frase que va a poner a esa venus directamente en mis brazos.
Sin darme cuenta, envuelto en mis pensamientos, voltea ella directo hacia mi y en cuanto se cruzan las miradas no me queda otra que sonreír porque me “cachó”. Noto que la sonrisa es correspondida y sale de mi boca la frase de ligue mas ingeniosa que haya existido: - ¿quieres bailar? El milagro ocurre y sonriendo me dice que si, al irse parando, me doy cuenta de que está mejor de lo que se veía sentada, y vaya que se veía excelente!
Baila bien y vamos acoplando pasos y de pronto, el momento de la verdad: las románticas… En cuanto hace el “fade” la música disco para dar paso a las baladas, es donde todo el trabajo de la tardeada se resume, si le caíste bien o le gustaste, vas a poder seguir, si no, de regreso a la silla. Contengo la respiración y la miro a los ojos, ella sonríe y da pauta para seguir.
Ahora la prueba se pone mejor, hay que bailar tipo bals, sin pisarla, y siendo todo un caballero (por aquello de dónde pone uno la mano). Es momento de sacarle plática. - ¿Vienes seguido? otra de las frases originales que nunca se habían escuchado en ninguna pista de baile, hasta ese día. Ya mas relajado, seguimos platicando y me dice: - ¿por qué no nos sentamos para platicar?. Esta novela está pintando de maravilla, no sentamos en su mesa y le invito algo de tomar - piña colada, dice, y como no hay meseros, me lanzo con una actitud de triunfo hacia la barra que minutos antes me vio tomar la coca de la desgracia.
Después de acabarnos nuestras piñas coladas y una buena plática, regresamos a la pista y en esta ocasión me topo a mi amigo, sentado, esperando a ver que cae y le sonrío mientras le muestro el nivel de mi victoria: la abrazo ligeramente al ir hacia la pista.
La tarde continúa y al final, ya cansados nos vamos a su mesa y el último movimiento de la tarde consiste en pedirle el teléfono para ver que puede continuar. No traemos ni pluma ni papel, pero recuerdo que en el carro de mi amigo hay y le digo que me su número, que ahorita voy y lo apunto. Me dice su número, a que horas está en la casa por la tarde y que si me contesta su abuelita no le haga caso y mejor vuelva a marcar. Nos despedimos con un maravilloso saludo de beso y me voy a buscar a mi amigo, no me vaya a dejar…
Cuando llego, empieza el interrogatorio, que si como se llama, que si le “baje” el teléfono, que si no tiene hermanas o amigas. El triunfo es mío y él sólo logró sacar a otra chava, pero nada de teléfonos. El héroe soy yo, nos vamos y seguimos platicando de lo divertido que estuvo, que si hay chavas chidas, que si regresamos y lo que nunca reparo es que el número no lo había anotado y para cuando estamos por llegar a las casa el drama: ya no me acuerdo del número…! La emoción, el interrogatorio, el triunfo sobre el experimentado, me hicieron olvidar el número!

Más música de baladitas, para redondear esta canción que ha sido una de las baladas que más me han gustado:

  • All i wanna do i make love to you - Heart.- Aunque la temática es de un pobre hombre abusado para conseguir un poco de su dotación genética y que después de un tiempo vuelve a ver a su aventura de una noche con un mocoso con sus mismos ojos, la canción es un hitazo en cuanto a baladitas.
  • Look Away - Chicago.- Ya sin la melosa voz de Peter Cetera, Chicago saca en 1988 una canción que de nuevo los pone en los top ten, con una canción bastante dolida que habla sobre lo difícil que resulta ver a la ex pareja despúes de terminar, cuando el período de "duelo" aún está en su apogeo, lo mejor: voltear para otro lado.
  • Listen to your heart - Roxette.- Marie Fredriksson, aparte de buena voz, llenaba muy bien los vestiditos cortos y en el video de esta rola da fe de ello. La canción fué todo un número uno en las listas de popularidad. Para los que se hacen como que no y no se deciden a la hora de amar, hay que preguntarle al corazón. Punto malo: que se les ocurrió sacarla en español y aunque esas versiones lleguen a pegar, el hecho de adecuar una letra a la melodía que ya existía siempre le resta valor.
  • How am i supposed to live without you - Michael Bolton .- Ya que estamos en plano desgarrador, esta canción que deja al descubierto lo destrozados que podemos quedar cuando la razón de amar se retira de nuestras vidas. Todos estos tracks hubieran hecho un d90light bastante bueno.

Hasta la próxima, si la red quiere!

Salud! oss


domingo, 11 de febrero de 2007

8 I'm not in love - Will to Power

Entre las categorías de los covers, creo que deberían existir sub-divisiones:

Cover-downgrade.- Lo que la mayoría de los gruperos hacen: tomar una canción con éxito, darle su “versión” y sacarla al mercado. Es el tipo de cover que hace que odiemos la canción, aunque la original esté guardada en nuestra colección de favoritas.
Cover-trash.- La versión no es tan mala como para hacer que queramos destrozar el reproductor desde donde se emite, pero resulta ser una versión tan aburrida y sin pena ni gloria que lo unico que la rescata es el éxito que tuvo la orignal.
Cover-Upgrade.- En este tipo de covers, se toma la versión original y en base a arreglos, una nueva interpretación y producción se completa lo insólito: una versión mejorada del éxito que la precedió.
Esto pasa muy, pero muy pocas veces y es precisamente una de estas raras canciones la que sugiero en esta ocasión.

Un tema que vino a mi mente escuchando esta canción es la experiencia de sacar a bailar a una chava (vocablo ochentero para morra) cuando era uno un polluelo adolescente.
Para empezar, hay que ambientarse: el escenario es una discoteca (como un antro, pero con pista de baile, un tipo de centros de reunión muy recurridos en aquellos años) de la ciudad que ustedes gusten, en una tardeada (las tardeadas era cuando las “discos” abrían como a las 4 de la tarde para que los menores fueran a bailar, la fiesta se acababa a más tardar a las 10).
Para ir a la disco, había que buscar sus mejores galas que podían consistir en un pantalón “acid wash”, unos tenis Pony, Nike o Reebok de bota que se llevaban desabrochados y a veces hasta se hacía una especie de tejido con las cintas de color y blancas, una camisa de color fuerte, desfajada y con las mangas impecablemente remangadas hasta antes del codo. Con ese look asesino, se disponía uno a lanzarse a la conquista del universo de chavas que estaban ávidas de bailar con uno, bueno al menos esa era la impresión.
Desde la entrada, ya se sentía uno grande; había que comprar boleto en la taquilla, y pasar a la revisión al ingresar.
Ya adentro, la emoción de estar en un lugar para gente grande era bastante, la música en altos decibeles inundaba la mente y las luces hacían de ese un mundo irreal.
Luego, la búsqueda de la susodicha, la técnica inicial fue, buscar a una chava que me gustara y lanzarme a sacarla a bailar. Lo bueno es que a la disco no se iba solo y la salvadora intervención de mi amigo me ayudó, con toda su experiencia (había ido una vez antes que yo a la disco) me aclaró, - no te lances luego luego, hay que ver bien el ganado. Palabras sabias de un hombre experimentado de 15 años… yo tenía 14 y medio.
Nos lanzamos a una vuelta de reconocimiento, para ver bien que había, luego de la vuelta inicial, un “break” para compartir opiniones y estrategias. - Las de aquella mesa están chidas pero yo seguía pensando que la primera que había visto era un ángel con copete de cascada. - Vamos a sacarlas, sirve que yo voy primero y hacemos el 4. Ok, mi amigo era mayor y ya tenía experiencia en esto, hay que hacerle caso. Vamos a la mesa y aunque el que va a hacer la pregunta del millón es mi amigo, una nueva emoción empieza a surgir: el temor a lo desconocido.
Para cuando mi amigo está preguntando a las chavas que si quieren bailar, yo sigo pensando en “ella”, de hecho me distraigo tratando de ubicar su mesa, para ser regresado a la realidad por el manotazo de mi amigo en el hombro. Veo que se levanta una muchacha alta, simpática, buenas formas, -está chida pienso, pero, luego caigo en la cuenta de que ella es la que sacó mi amigo a bailar y aún sentada está una gordita simpática. - dale la mano me dice mi amigo, - pa’ que no te veas tan ranchero. Le doy la mano y tímidamente acepta, salimos hacia la pista y pienso en “ella”. Bueno, es buena oportunidad de que me vea bailando y a ver si se anima. Lo único malo, es que la gordita con la que estaba bailando se da cuenta que estoy volteando para todos lados y mejor me dice que nos vayamos a sentar. Le agradezco el baile, le sonrío y totalmente armado de valor me voy a la mesa donde esta “ella”. Ya con la seguridad de haber sacado a bailar, me dirijo hacia… - ah canijo!, si estaba en esta mesa… pienso, mientras volteo con toda frustración hacia la pista de baile…
(La historia, cada quien la puede seguir de acuerdo a sus recuerdos)

Para redondear la música de tardeada ochentera, recomiendo:

  • Make it real – The Jets.- Una Buena canción pop balada, muy al estilo de Will to Power.
  • Who´s holding Donna now – Debarge.- Esta es una rola sobre el triste sentimiento de ver a tu ex “chava” con otro.
  • Season’s change – Expose.- Jeanette Jurado nos demuestra que en los 80’s también había poder latino en la industria pop estadounidense, una canción que aún sigue escuchándose muy bien.
  • Foolish beat – Debbie Gibson.- De las canciones que pusieron a Debbie en la cima de los charts, una especialista en baladas de finales de los 80’s


Hasta la próxima, si la red quiere...

Salud! oss